Un proyecto no es más que un objetivo que nos hemos propuesto en el que tendremos que cumplir con unas normas que hemos establecido para conseguir exactamente el efecto deseado. Tiene la particularidad de poder aplicarse a diferentes sectores.
Por ejemplo, en el área escolar se suele encargar a los estudiantes que confeccionen ciertos proyectos con el objetivo de que el docente pueda saber si se ha entendido o no la lección.
También se puede establecer un proyecto a nivel empresarial para conseguir incrementar las ventas, optimizar el rendimiento del negocio o cualquier otro aspecto a considerar.
Un proyecto puede ser escrito o bien lo podemos tener en nuestra mente; sin embargo, será claramente recomendable la primera opción porque nos garantizará que no nos vamos a olvidar de nada.
A continuación vamos a ver las características generales de un proyecto.
Tabla de Contenidos
Objetivo central
Una de las características que cualquier proyecto debe de cumplir es tener un objetivo sobre el que verse. Si no se tiene un objetivo claro ya te aseguramos que el proyecto no será capaz de cumplir con su cometido.
Sin embargo, tampoco hace falta definir claramente los objetivos al principio; podemos partir a través de una idea aproximada y luego ir especificando a medida que el tiempo va pasando.
Título de proyecto
Podemos definir el título como la carta de presentación que ayudará al lector a que se haga una primera idea de lo que trata el proyecto. Se trata de un elemento muy importante por lo que conviene dedicarle tiempo para conseguir el título perfecto.
También se suele añadir el logo (en el caso de que estemos hablando de una empresa) y hasta colocar un texto introductorio que sirva para matizar el contenido del título.
De esta forma, en las páginas del interior, podremos desarrollar todo lo que el título ha adelantado.
¿A quién va dirigido?
No será lo mismo dirigirlo al profesor que te está evaluando que al director financiero de una empresa muy importante con la que esperamos cerrar un trato. Será de vital importancia poder adaptar el lenguaje a la ocasión.
En el último caso seguramente utilizaremos un lenguaje bastante técnico y, aunque en el primero también, no será tan estricto.
No te equivoques pensando que este punto carece de importancia: dependiendo del estilo y del tono con lo que lo elaboremos podemos conseguir un resultado muy diferente.
Metodología aplicada
Con el concepto de metodología nos referimos a los pasos y las técnicas que vamos a seguir para que el proyecto vea finalmente la luz. Puede darse el caso de que se requiera formar un equipo para que el proyecto se termine; en este caso será muy importante definir las tareas de cada uno de los integrantes para evitar problemas de cara al futuro.
Además, también hay que considerar que, para dosificar la información, lo que haremos será dividir toda la información en una serie de apartados.
Así, el usuario podrá acceder fácilmente a la sección que más le interese.
Conclusión
Un buen informe (ver como se hace un informe) debe de tener una conclusión que esté a la altura del resto del contenido. En ella tenemos que intentar, en la medida de lo posible, enlazar todos los contenidos. Además, siempre podemos plantear alguna pregunta dando a entender que el tema queda abierto y sujeto a diferentes interpretaciones.
Solo de esta forma, en el momento en el que el usuario haya terminado con la lectura, se habrá dado cuenta de que la información es muy útil y que realmente le va a servir para conseguir llevar su propósito adelante.
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