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Un movimiento polémico
Claude Monet no pudo suponer que el título que había dado a uno de sus cuadros iba a dar nombre un movimiento artístico que revolucionó el arte en Europa. Su cuadro “Impresión, sol naciente” causo una mala impresión en un conocido crítico parisino.
La expresión impresionista la utilizó para burlarse de una forma de entender el arte que él no compartía. Años después estaba de moda en toda Europa con ese mismo nombre y se había extendido su utilización a la música.
Edgar Renoir, Pierre-Auguste Degas y Paul Cezanne fueron conocidos entusiastas seguidores. El impresionismo nacido en la segunda mitad del siglo XIX pretendía reflejar el efecto instantáneo de la luz en el observador. No se pretendía tanto reflejar un objeto como los efectos de luz sobre ese objeto.
Popularmente tuvo tantos admiradores como detractores. El detalle de un buen dibujo previo siempre quedaba oculto en una aparente sucesión de colores que en conjunto producían un efecto visual. No dejaba indiferente a nadie y puede que este primer choque fuera una de las claves de su éxito.
Los claros precedentes
Como todos los movimientos de vanguardia siempre tienen un precedente que los alimenta. De otra forma terminaría aniquilados por la crítica siempre atenta a los pasos equivocados o sin fundamentación suficiente. La escuela de paisajistas ingleses y acuarelistas descubrieron quizás por casualidad el efecto estético que la composición cromática ejercía en la visión.
Especialmente Joseph Mallord William Turner, que había fascinado a la sociedad vitoriana, con alguna de sus pinturas pudo ser el inspirador de este movimiento.
La extensión del movimiento a otros ámbitos artísticos
El impresionismo como hemos dicho antes se extendió a otras facetas del quehacer artístico como la música y la literatura. El foco de París ha sido determinante en todo este movimiento. El impresionismo impone una nueva forma de pintar ágil y espontánea. El tiempo que un artista necesita para terminar una obra nunca ha sido tan corto. Y la consecuencia es que la controversia con las corrientes más ortodoxas y puristas está servida.
Los cambios sociales y los adelantos generalizados en todas las ciencias hacen perder atención hacia el arte en general. El reclamo de esa nueva forma de ver es una reivindicación por encima de las dependencias de las ideas del pasado. Es una forma de decir que en el arte no todo está escrito y que la innovación llega al arte con la misma intensidad que a la ciencia.
La expansión del movimiento a todo el mundo
El movimiento impresionista fue recibido en todo el mundo con la expectación que solo las revoluciones provocan en el arte. En cada país con un mínimo de vida cultural tuvo un eco y un representante. El tiempo entre las dos guerras mundiales llegó a su máximo apogeo.
Los máximos representantes de este movimiento son clásicos consagrados de la pintura. Sus obras son muy cotizadas en las galerías de arte y de subastas. La influencia llega a nuestros días a través de movimientos cercanos a él como el neoimpresionismo, el postimpresionismo, el expresionismo, el puntillismo, el fovismo, el cubismo.
Son una síntesis de lo mejor del arte de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Es una nueva aproximación al sentido estético que se descubre en la realidad. La interpretación que se hace de la luz en cada pincelada. El espectador debe apreciar sobre todo el tránsito de la luz por los objetos antes que la definición precisa del volumen que los forma.
La interpretación de la pintura requiere un hábito de saber ver. Y en ningún caso está más justificado en estos movimientos donde el sentido de lo bello se materializa en un instante.