La palabra empatía proviene directamente del término griego de empátheia que hace referencia a la habilidad cognitiva de un determinado individuo que consigue entender el universo emocional de otro individuo.
Antes de empezar a entender a todo lo que nos referimos con la palabra empatía, es importante diferenciar entre dos conceptos que, aunque en un primer momento puedan hacer referencia a lo mismo y, hasta puedan llegar a parecer lo mismo, lo cierto es que son completamente distintos: “simpatía” y la “empatía”
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Empatía vs simpatía
Cuando hablamos de la empatía nos referimos a una cierta capacidad que podemos tener o no. Sin embargo, cuando hablamos de la simpatía nos estamos refiriendo a un proceso que atañe exclusivamente a nuestras emociones y que ayuda a que consigamos detectar los estados de ánimo de otra persona, pero no quiere decir que los comprendamos.
Para seguir, vamos a poner un ejemplo:
Imaginamos que Juan está triste porque ha tenido una discusión con sus padres por tener malas notas. En el momento en el que llega a clase, cuando está en el patio del recreo, se le acerca un compañero que es un buen amigo y se empieza preguntar por qué está de ese humor.
En el momento en el que Juan le cuenta lo que le ha pasado, una persona que sea simpática no le interesará los motivos, pero entenderá que se encuentra triste y determinará la mejor manera para poder ayudarle. Una persona empática no sólo entenderá ese estado de ánimo, sino que sabrá ponerse en su piel con el objetivo de convertirse en “Juan” aunque sea por unos segundos. De esta manera, conseguirás una mejor manera para poder ayudarle y así, entre los dos, podrán buscar una solución acorde al problema.
Todo lo que incluye la inteligencia emocional
Para comprender la empatía de una forma más profunda, es importante hablar de este término:
Cuando hablamos del término de “inteligencia emocional”, hacemos referencia al sistema en el que se clasifican y desde el cual se ejecutan todas las habilidades que se relacionan con la comunicación entre los diferentes individuos y sus sentimientos (ya sean ajenos o propio).
Se compone por cinco destrezas diferentes:
Autoconciencia: Con este término se hace referencia a que el sujeto sea capaz de poder comprender el origen de los determinados sentimientos que se están analizando.
Motivación: Tendrá la capacidad para poder encontrar razones que ayude a superar determinados problemas y, además, poseer la capacidad suficiente para poder motivar a otras personas.
Control emocional: Se refiere al poder o a la capacidad para poder canalizar positivamente todas las emociones, incluso aquellas que sean negativas.
Manejo de las relaciones: Esto hace referencia a respetar a los demás, haciéndose respetar y a conseguir una relación entre los demás de una manera sana.
Empatía: y, por último, vamos a lo que nos interesa. Esta es la quinta habilidad y es la que nos da la capacidad para conseguir percibir los sentimientos de los demás y hacer que uno se sienta solos, o se sienta menos solos.
Es importante que sepas no es ningún don ni ningún poder extraordinario que se tenga que tener desde que nacemos ni mucho menos. Es una habilidad que todos tenemos la posibilidad de desarrollar la en el caso de que lo queramos. Lo único que tendremos que hacer es abrir nuestra mente y con ella conseguir captar la vida de la otra persona desde su punto de vista y siempre intentando dejar a un lado nuestro particular punto de vista. Si nos concentramos en verlo todo como nosotros queremos, no le vamos a servir de ayuda.
¿En qué se basa la empatía?
Para que la empatía se pueda llegar a producir, será de vital importancia que se dejen de un lado todos los juicios morales y cualquier fenómeno de simpatía o antipatía que pueda nublar el juicio premeditado.
De esta manera, el individuo podrá desarrollar una actitud comprensiva, pero en ningún momento de compasión frente a la otra persona.
El objetivo es conseguir un esfuerzo racional que nos permitirá llevar a cabo el proceso de compresión de su mente y, de esta manera, saber cómo funcionan sus sentimientos. De hecho, la empatía es tan importante que es una de las principales herramientas que los psicólogos tienen que desarrollar con el objetivo de facilitar su actividad profesional. De otra manera, no podrían llegar entender cómo funcionan las mentes de los pacientes y, por ello, no podrían iniciar ningún tratamiento que pudiera ser realmente efectivo.
La empatía tiene la habilidad de conseguir que cualquier individuo ayude a entender lo que otra persona siente, pero viviendo la situación por el mismo. Nos ayuda a recibir sentimientos, reacciones, actitudes, gravedad de los problemas, pero siempre poniéndonos en el lugar de los demás. De esta forma, enfocaremos la mejor manera para reaccionar a sus emociones.
Ahora bien, es importante destacar que para conseguir desarrollar nuestra empatía tendremos que tener un determinado nivel de inteligencia. Esto es un tema algo delicado porque no estamos hablando de que una persona tenga que ser más o menos inteligente, sino de haber llegado a un nivel específico.
Por esta razón, algunas personas que padecen de trastornos como autismo o síndrome de as per gel, o algún tipo de psicopatía, no son capaces de desarrollar esta habilidad.
Las personas que tienen empatía disponen de la capacidad de escuchar a los demás y, además, de poder comprender sus problemas a la vez que todas sus acciones.
Por último, pero no menos importante, tienes que saber que la empatía se puede llegar a desarrollar. Para ello no hará falta que dos personas hayan vivido o vayan a vivir las mismas experiencias, sino que una de ellas disponga de la capacidad de poder catar tanto los mensajes verbales como los no verbales e interpretarlos para comprenderlos y darles el apoyo necesario.
Si conseguimos dejar atrás esas barreras de comunicación que existen entre dos o más individuos, potenciaremos la empatía al máximo.