Seguro que hemos visto muchas películas de desastres naturales donde una gran ola arrasa con todo lo que se interpone a su avance. Desgraciadamente, este fenómeno se da con demasiada frecuencia en la actualidad. Las pérdidas que se pueden producir debido a este fenómeno natural, tanto a nivel persona como económico, son devastadoras.
Nos encontraremos ante una situación donde el hombre no puede hacer nada para evitarla. Una vez que un tsunami se dirige a una costa, no hay ninguna fuerza en el universo que sea capaz de evitarlo.
Para que podamos entender cómo se forma un tsunami es importante comprender el concepto de placa tectónica. La corteza terrestre está formada por todas estas placas, dando la rigidez y robustez que tiene el planeta.
A pesar de que parezca imposible, estas placas se van desplazando aunque de forma imperceptible. Llega el momento en el que algo impide el avance de las placas por lo que se producen terremotos o vibraciones que llegan al exterior. Un Tsunami no es más que un temblor de tierra que se da en pleno océano.
El agua de la superficie empieza a levantarse formando una gran ola marina. El problema de esto es que la ola va adquiriendo velocidad a medida que va avanzando; da igual la extensión de tierra que se encuentre, pues tiene la capacidad para destrozar todo lo que se encuentre a su paso.
Una ola de un tsunami puede alcanzar perfectamente los 7 metros de altura por lo que nadie está a salvo de ella.
Japón es una de las zonas donde se producen más tsunamis. A menudo vemos las devastadoras imágenes que han quedado en una determinada región del país donde un gran tsunami ha hecho estragos. De hecho, la propia palabra proviene, a su vez, de dos palabras japonesas diferentes: Tsu significaría puerto en nuestro idioma y nami es el equivalente a ola.
Formas de prevención de Tsunamis
Realmente cuando estamos hablando de terremotos o de Tsunamis nos estamos refiriendo a lo mismo solo que en diferentes situaciones. No es más que un temblor que se produce en una zona específica de la tierra y se traslada hacia la superficie.
Los expertos utilizan sismógrafos, aparatos que son capaces de detectar esas ondas. El problema es que son imprevisibles, es decir, que muchas veces los sismógrafos las captan antes de que se dé el fenómeno, sin embargo, tienen tan poco tiempo que son incapaces de evacuar ninguna ciudad.
En el caso del mar es incluso peor: en un momento dado se puede formar una gigantesca ola sin que nadie se dé cuenta.
Otro de los elementos que nos ayudan a detectar la presencia de olas gigantes son los satélites. Nos permiten obtener imágenes en directo de una determinada zona de la playa. De esta forma, los expertos son capaces de poder enviar mensajes a la ciudad de la ola que se les viene encima.
Se está avanzando mucho en esta tecnología pero todavía se considera algo ineficaz por no tener tiempo suficiente para advertir a nadie en la mayoría de los casos.
¿Cómo se miden los tsunamis?
Existen varias escalas que se encargan de hacerlo. La más utilizada es la escala de Richter.
Mide los terremotos desde magnitud 1(movimientos leves, inapreciables) hasta 10 (catástrofe total). Incluso se llega a contemplar la posibilidad de que la magnitud se eleve a 12 teniendo la fuerza suficiente como para partir de tierra en dos partes.
Tenemos ante nosotros un fenómeno devastador que es capaz de destruir la tierra en un momento dado.