Un debate es un recurso de comunicación en el que se expone un tema central y se intenta llegar a una conclusión sobre él. Para ello tenemos a varios expertos con opiniones muy diferenciadas. La idea es que se pongan de manifiesto diferentes puntos de vista para orientar la opinión del usuario hacia una determinada dirección.
Al igual que otros actos de comunicación, sigue una estructura muy precisa y determinada que es importante respetar para conseguir el mejor resultado. A continuación vamos a analizar todas las características que definen al debate tal y como lo conocemos.
Tabla de Contenidos
Elementos imprescindibles de un debate
Elección del tema central
Para que un debate sea atractivo es importante saber elegir aquellos temas que tengan una relevancia actual. De esta forma conseguiremos atraer a una gran cantidad de televidentes (en el caso de que se vea a través de un programa de televisión).
Moderador
Para que un debate esté controlado en todo momento es necesario contar con la figura del moderador. Se encargará de ceder el turno a aquellos invitados que hayan pedido la palabra o que no consigan hablar ante la expectación de otros usuarios.
En común, a la hora de presenciar algún debate, que existan puntos álgidos donde todos los invitados intenten hablar a la vez ofreciendo su opinión sobre algún punto. Es en ese momento cuando los espectadores empezarán a recibir todo tipo de información dispersa y desordenada. Precisamente una de las funciones del moderador es evitar que eso ocurra.
En los momento donde más caos pueda llegar a haber, el moderador se encargará de silenciar a todas las partes y dar la palabra a solo un invitado para que pueda seguir el debate con normalidad.
En el caso de que la figura del moderador no existiera, los debates únicamente se convertirían en una composición de palabras dichas al mismo tiempo que no tendría ningún atractivo para el espectador.
Generación de polémica
Precisamente se escoge un tema de actualidad para poder generar polémica sobre él. La idea es enfrentar a dos partes que tengan opiniones diferenciadas para que el público se pueda sentir identificado con un bando o con el otro.
Se busca crear polémica, hacer que las personas se centren en el debate y se queden esperando hasta ver la conclusión final.
Por ejemplo, en el ámbito televisivo, se utilizan todo tipo de anuncios previos que muestran las partes más polémicas sobre el debate. La idea es conseguir más espectadores mostrando ese tipo de escenas como introducción al evento.
Interferencia del público
En algunos modelos de debate encontramos una opción muy interesante: el público puede interferir directamente en él. Habrá un apartado, cuando los invitados ya hayan manifestado sus opiniones, cuando el moderador preguntará a algunas personas del público sobre lo que piensan.
Esto sirve para poder ofrecer al “debate” la opinión de una persona normal, seguramente no especializada en el tema, pero que también tiene una forma de ver ese tema. Ayuda a los receptores a integrarse con el tema que se va a tratar.
Conclusión final
El debate finalizará con una conclusión que emitirá el propio moderador. No se trata de que dé una respuesta clara al tema que se está debatiendo; eso sería expresar su opinión y tenemos que recordar que el moderador es imparcial.
El propósito de esta conclusión es reunir todas las ideas que se han tratado a lo largo del debate para que puedan servir a modo de resumen de cara a informar a los espectadores.
Estas características esenciales definen a cualquier tipo de debate.